La Gota es una enfermedad metabólica originada por la presencia de hiperuricemia (aumento del ácido úrico) persistente, caracterizada por episodios de artritis aguda a repetición, llevando en su evolución natural a una lesión articular crónica.
El depósito en las vísceras de urato monosódico puede originar lesiones severas, siendo el riñón el compromiso orgánico de mayor trascendencia clínica.
La gota es mas común en el varón que en la mujer que aun esta menstruando, en una relación de 15 a 1. Son necesarios varios años de aumento del ácido urico sintomática para que el Urato Monosódico se deposite en las articulaciones desarrollando un ataque agudo a la gota.
La hiperuricemia aislada, no debe ser considerada como enfermedad gotosa. Puede obedecer a diferentes mecanismos:
- Deficiente eliminación renal.
- Aumento de la síntesis por parte del organismo.
- Excesiva ingesta de proteínas, especialmente las purinas.
En los adultos los valores de la uricemia están en estrecha relación con una determinación de laboratorio en suero llamado creatinina, con el peso corporal, la tensión arterial y la ingesta de alcohol. El riesgo de gota es mayor cuanto más altos sean los valores de ácido úrico y mayor el tiempo de persistencia de este elemento en la sangre y sus depósitos.
Manifestaciones Clínicas
La gota se presenta como una artritis intensamente dolorosa de comienzo súbito; el inicio es habitualmente nocturno y en la articulación metatarso falángica (dedo gordo del pie). Cursa con signos inflamatorios como calor, hinchazón y rubor.
El dolor es incapacitante y requiere reposo absoluto y rápido tratamiento.
Los ataques suelen ser autolimitantes (se resuelven en horas o días). Pueden existir factores desencadenantes como traumatismos, excesos alimentarios y/o alcohólicos, ayunos prolongados, ingesta de drogas, descensos bruscos de la uricemia por ingesta de allupurinol, strees físico (cirugía) o psíquico, hemorragias masivas, etc.
En otras articulaciones se pueden producir ataques como en el dorso del pie, tobillos, rodillas, carpos, codos y articulaciones de las manos. Luego de 1 a 4 días el cuadro remite totalmente, cede el dolor y la inflamación, la piel se descama, la remisión es completa y la cura sin secuelas.
Dejados a su evolución natural, los ataques agudos se suceden con mayor frecuencia con períodos asintomáticos cada vez más cortos entre ataques.
La evolución natural de la enfermedad es hacia la Gota Tofacea Crónica con depósitos de cristal de Urato monosódicos en articulaciones, piel, cartílagos, ojos, riñones, etc. A todos estos depósitos se los llama Tofos.
La presencia de tofos, está relacionada con la magnitud y la prolongación de la hiperuricemia, sea cual fuere la causa de la misma.
Diagnóstico
El diagnóstico de la gota es clínico: la confirmación definitiva de la forma aguda es la demostración de los cristales de urato Monosódico dentro de los leucocitos y la forma crónica, fuera de ellos y en los tofos.
Tratamiento
La Gota Secundaria se tratará usando medicamentos que frenen la producción de ácido úrico, de acuerdo a la enfermedad de base (Allopurinol). La Gota Primaria: se tratará siguiendo los siguientes principios: Ataques agudos iniciales leves: antinflamatorios no esteroides y en ciertas circunstancias se podrán usar por períodos breves: colchicina y/o corticoides.
En los primeros ataques agudos, no se debe comenzar con allopurinol, ya que es posible que el paciente se agrave, prolongando o ampliando su ataque, gracias a la movilización de cristalitos de Uratos, desde los depósitos fijos.
La presencia de Tofos y de una artritis aguda recidivante y destructiva debe decidir el uso de Allopurinol y Uricosúricos (droga que produce perdida de ácido úrico por el riñón) con la salvedad de que el paciente no sea portador de cálculos renales.
Prevención
La sola presencia de Hiperuricemia en pacientes sin síntomas y sin antecedentes hereditarios directos no obliga al tratamiento, si se le indicaran realizar la prevención primaria que consiste en bajar de peso, realizar dieta baja en calorías, proteínas, y alcohol; controlar el uso de diuréticos, etc. El uso de Allopurinol y/o Uricosúricos para el control de la uricemia se decidirá de acuerdo a estos parámetros:
- Niveles urinarios de ácido urico.
- Antecedentes de cálculos renales.
- Presencia de Tofos.
- Edad.
Es importante, recordarle al paciente el cambio de estilo de vida, controlar la ingesta de alimentos ricos en purinas, como embutidos, vísceras y animales de caza. Evitar la vida sedentaria y hacer ejercicios moderados y regulares, ya que la sobreactividad intensa y sostenida puede provocar un aumento de la uricemia.
Textos: Dra. Alicia M. Vara de Kenny, Especialista en reumatología – Pablo G. Nutrichi – Ortopedia NEO Publicado en periódico «Semanario REGION®», de Santa Rosa, La Pampa, del 30 de de julio al 5 de agosto de 1999 – Año 9 – Nº 429.